23 de diciembre de 2010
La verdad, me pregunto desde mi oficina en el quinto coño, a quién le importa que funcionen los aeropuertos, con tanto tren y con tanto Internet.
¿Para qué necesitamos aviones, que no son muy seguros y están mal controlados?
Además, los trenes son más limpios, pueden funcionar con electricidad, que es mucho más barato que el combustible que usan los aviones.
O hacemos funcionar a los aviones con energía atómica, o en menos de una década desaparecerá la aviación civil.
Se debería prohibir desde el inicio que los trenes de pasajeros lleven mercancía de los trenes de carga.
En los trenes de pasajeros, sólo el equipaje que lleva consigo cada pasajero. Y, en cuanto a Internet, se tiene que volver al principio: yo pongo lo mío y bajo lo que necesito.
Si pongo lo de otro y te cobro para que lo bajes, eso es robo.
Si pongo todo lo mío y no te cobro nada, eso se llama libertad.
Si todo lo mío es pura mierda, aunque lo ponga y no te cobre nada, se sigue llamando pura mierda.
La poesía, en Internet, siempre tiene que ser bienvenida y siempre gratis, al menos yo lo haré con mi poesía.
Psicoanalista, jubilado en parte
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