Hoy, al despertarme, tuve una visión casi alucinante: una mujer hermosa y desnuda como Venus pero con los dos brazos, sentada en el borde de mi cama.
Y, como la sorpresa fue más grande que el deseo de abalanzarme sobre ella, le pregunté:
-¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí?
-Soy un enviado de Dios, me llaman el ángel desnudo y de usted no quiero nada.
-¿A lo mejor Dios quiere algo de mí?
-Hoy mismo pueden retomar las conversaciones. Y le comunicaré a Dios que usted me confundió con una mujer desnuda.
Y, antes de que pudiera pedirle perdón por mi grosería, desapareció.
* * *
En el encuentro con Dios, tuve que soportar los primeros minutos que Dios me diera una nueva lección:
-Hijo mío, has tratado al ángel que te envié como si fuera una mujer.
-Sí, pero era una mujer.
-Si serás boludo, era un ángel transexual.
-¿Usted es un Dios argentino?
-Tu ingenuidad, hijo mío, me parte el corazón. Boludos hay en todo el mundo, hasta en el cielo hay boludos.
¿Tienes alguna pregunta?
-Exactamente no tengo pregunta, pero tengo un pedido.
-Habla, hijo mío, habla.
-Quiero hacerle una entrevista a un candidato a Premio Nobel de Literatura 2010, Miguel Oscar Menassa, y deseo que usted esté presente.
-Yo estoy presente siempre, hijo mío.
-Genial, entonces doy por hecho el encuentro.
Psicoanalista, jubilado en parte
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